Todas las mamás son diferentes y únicas. Algunas más sensibles –por no decir chillonas- otras más duras –por no decir gritonas-, o también hay esas que tienen lo mejor de estos dos polos opuestos; pero eso sí, hay algo que todas tienen en común: Su amor por el deporte de las tacleadas… y por sus hijos, claro está.
El valor de pertenecer a un equipo de tochito
Las mamás en el futbol americano
Gracias a esas mamás que desde antes de serlo se enamoraron de este deporte jugándolo, e incluso aún lo practican, y que llegado el momento supieron que lo mejor que podían hacer era compartir a sus bebés -porque tengas la edad que tengas para tu mamá siempre serás su bebé- esas ganas de portar el casco o las banderas.
Gracias también a esas mamás que hasta antes de que sus hijos practicaran futbol americano o tocho bandera no tenían idea de qué era una conversión, un holdding, o un balón suelto, pero que sus ganas por entender el mundo que les apasiona a sus seres queridos han sido tan fuertes que hoy hasta pueden leer las jugadas y se han convertido en comentaristas de los partidos y hazañas de sus hijos -así hayan entrado a jugar 20 segundos-.
Gracias a esas mamás que temporada tras temporada han ido perfeccionando su técnica para hacerse escuchar más fuerte y más claro desde las gradas con esas porras que siempre animan a seguir adelante. Ellas podrán quedarse sin voz, pero nunca sin ganas de demostrar que están ahí para nosotros –soy una cursi, pero hoy se vale-.
Gracias también a esas mamás que a pesar del miedo siguen yendo a los partidos intentando no cerrar los ojos cuando su hija o hijo va a caer al suelo. Después de todo, aunque los golpes y las detorras duelan, ellas siempre van a estar ahí para motivarnos a levantar la cara, limpiar la tierra del uniforme y volver a intentarlo.
El triunfo en el futbol americano
y el tocho bandera
Gracias a esas mamás en el futbol americano que dejan de lado al sol y la lluvia para estar ahí, dentro del campo, cargando con agua, rociador, toalla, sombrilla, y hasta palabras de aliento –o jalones de oreja- entre jugada y jugada.
Gracias a todas y cada una de ellas por ese amor tan grande que las ha llevado a adoptar también a otros jugadores y jugadoras que comparten el mismo jersey que sus hijos, preocupándose por sus raspones y celebrando también sus victorias.
Por esto y mucho más, si hoy se jugara una final donde participaran las mamás que están involucradas en el futbol americano, los trofeos de MVP no serían suficientes para premiar a cada una de ellas por su esfuerzo, pues a pesar del ajetreo diario y todas las responsabilidades que ya tienen, siempre guardan un poco –o un mucho- de energía para estar presentes en entrenamientos y partidos dejando lo mejor de ellas mismas, dentro y fuera del campo de juego.
Gracias a todas y cada una de ellas. Todas diferentes, pero igual de importantes para este gran juego que es la vida.
10 razones para jugar flag football
Gracias a ti Yarda 35 te queremos y extrañamos !!!